Salta por la ventana, ¡valiente!

Todo caduca con el tiempo. El amor también. La gasolina del coche, por ejemplo, si olvidas que se va a acabar te dejará tirado en medio del camino.

Es curioso cómo 104 minutos de vídeo han podido influir tanto en mí. Me resulta difícil describir lo que sentí al ver "Los amantes del Círculo Polar". Muy difícil. Me parece una obra maestra de Julio Médem, un film con un guión exquisito, plagado de frases ante las que no es posible la indiferencia. Muy buena la interpretación de Fele Martínez, pero me quedo con Najwa Nimri. Es capaz de engancharte con sólo escuchar su voz. También es preciso mencionar el gran trabajo de fotografía (Gonzalo F. Berridi), y la manera de ensamblar a la perfección la frialdad de los paisajes que se retratan con la calidez de los encuentros entre Otto y Ana.

¿Sabíais que la mente de un niño de 8 años se hace un promedio de 33 preguntas por hora? Pues Otto tenía muchísimas más, pero era siempre la misma. Otto es un niño incomprendido desde su infancia (parece un requisito indispensable para la mayoría de los dramas). Pronto conoce a Ana, la persona que le dará un sentido a su vida. Mejor dicho, Ana será toda su vida.

Ana es una niña que podría contar su vida uniendo casualidades, pero que está esperando la casualidad de su vida, la más grande. La primera de esas casualidades va enganchada a una tragedia, la muerte de su padre. De niña llegó a pensar que su padre había dejado su cuerpo para vivir en el cuerpo de un niño de su edad, de Otto.

Esto es sólo el principio de una relación imposible que acabará en Finlandia, y donde convivirán la pasión, la nostalgia, las casualidades y las ganas de llegar al final de un camino que empezó hace mucho tiempo.

Cuando hace frío la mayoría de las cosas van más lentas, o llegan antes. Me refiero a las casualidades. Me encanta que haga frío.

Julio Médem confesó que estuvo deprimido cuando terminó el rodaje de Los amantes del Círculo Polar. Es comprensible.